En el centro de Roma en el barrio del Testaccio, se yergue una colina de 50 metros de alto formada exclusivamente por ánforas. Se estima que en ella se depositaron unos 53 millones de éstas, un 85% de las cuales provenían de la Bética, mayoritariamente del valle del Guadalquivir. Este gran vertedero urbano se vincula con el reparto gratuito de aceite en Roma entre los siglos I al III d.C.