Más de la mitad de las personas con patologías mentales que necesitan atención no la reciben y, de las que están en tratamiento, un porcentaje significativo no recibe una atención adecuada y de calidad. En España no existe un único modelo de prestación de servicios, pero todos se caracterizan por la escasez e insuficiencia de sus recursos y por la fragmentación y descoordinación de las redes intervinientes.